A veces no estamos preparados para una terapia psicológica convencional, o esta resulta insuficiente.
El acompañamiento ofrece un dispositivo terapéutico allí donde la persona más lo necesita.
El acompañamiento es un dispositivo terapéutico, desempeñado por profesionales especializados en salud mental, cuyo gran potencial es que no opera en un consultorio o en un espacio habilitado, sino en el propio contexto de vida de la persona, allí donde la persona más lo necesita.
En el acompañamiento el acompañado propone una tarea: ir al cine, tomar un café, dar un paseo o simplemente estar en su domicilio. También se acompaña en momentos angustiosos o potencialmente desorganizadores: una cita médica, procesos administrativos, una entrevista de trabajo, etc. Las posibilidades son múltiples y dependerán de las necesidades y acuerdos que se lleven a cabo.
Va dirigido a adolescentes y adultos con problemas de salud mental que se encuentren en una situación de especial vulnerabilidad por la que el tratamiento psicológico convencional resulte inútil o insuficiente.
Tales casos pueden ser personas que, por su deterioro psicológico, tienen dificultades para salir a la calle o entablar relaciones sociales. Personas que se encuentran aisladas o profundamente deprimidas, que padecen una angustia elevada en determinados contextos o que necesitan un apoyo extra en su proceso de rehabilitación psicosocial.
El acompañamiento genera sostén, contención, límites, en un vínculo estructurante que resulta terapéutico. Se abre la oportunidad de que el acompañado se sienta cuidado, que hable y pueda verse y escucharse de un modo diferente. La finalidad del dispositivo es impulsar la autonomía de la persona, auxiliar en el proceso de rehabilitación psicosocial, facilitando la adherencia al tratamiento o la reducción de la medicación, contener los momentos de crisis (en ocasiones evitando ingresos hospitalarios, o reduciendo el tiempo de los mismos) y, en definitiva, restaurar el amor propio y la identidad de la persona.
Otros posibles beneficios del acompañamiento serían los siguientes:
La mera presencia del acompañante puede disminuir la angustia y mejorar las relaciones en la familia.
Proporciona recursos para el acompañado y la familia; por ejemplo: un plan para afrontar los momentos de crisis.
El acompañante funciona de enlace o comunicación con el resto de profesionales de la salud y recursos sociales, facilitando el intercambio de información y la toma de mejores decisiones.
Facilita la integración social, familiar y laboral del acompañado, aceptando sus límites.
En consulta tendrá un espacio de escucha, libre de juicios personales y de exigencias. Un espacio de respeto y comprensión.
Atiendo a jóvenes con problemas de conducta, del ánimo, de la personalidad.
Adultos con problemas de pareja, ansiedad, obsesiones, depresión, duelo.
Atención por videollamada, Skype, Zoom o teléfono. La experiencia nos ha enseñado que la calidad del servicio no disminuye con respecto a la atención presencial. La calidez del vínculo que se establece entre cliente y psicólogo es la misma y el precio por sesión es menor. Además, ofrece las ventajas de una mayor adaptabilidad a los horarios y tiempo disponible del cliente y sus necesidades personales.