Con frecuencia cuando nos vemos (o vemos a otros) repitiendo el mismo error de siempre nos amparamos en la excusa del destino, nos decimos que son manías, que no podemos hacer nada con ellas, o nos decimos, como ensalmo liberador, aquello de «el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra». Habría que añadir que ojalá fueran solo dos veces. Estamos repitiendo toda la vida, forma parte de nuestra constitución, se podría decir que nuestra personalidad es repetición. Regresamos a los lugares que nos producen placer, a veces también trágicamente a los que nos producen dolor. Nos pasamos dándole vueltas a las mismas obsesiones, como hace Woody Allen en su cine, pero incorporando a la repetición creatividad, humor, salero. En definitiva partimos de un conflicto original del cual huimos, o hacemos lo que podemos, toda la vida. Pero, ¿estamos entonces condenados a repetir siempre lo mismo? Rotundamente NO.

El siguiente ejercicio, muy sencillo y breve, puede introducirnos en nuestro conflicto y orientarnos en la difícil cuestión de averiguar qué nos pasa, qué tenemos que ver con lo que nos pasa y qué podemos hacer con lo que nos pasa.

Parcialmente inspirado en la siguiente fuente, esta dividido en dos partes: infancia y actualidad.

Infancia

Responde pensando en cuando eras niño/a:

A (-): Elabora una lista de las características negativas de tus cuidadores (padre, madre u otros que ejercieran esa función en tu infancia). Por ejemplo: controlador, frío, carentes de empatía…

B (+): Elabora una lista de características positivas de estos mismos cuidadores. Por ejemplo: cariñoso, estable…

C:  ¿Qué es lo que más querías y necesitabas de tus cuidadores?

D: ¿Qué es lo que hiciste para sobrevivir?

Actualidad

Responde a las siguientes preguntas desde el punto de vista de tu yo actual:

  1. A veces atraigo a gente a mi vida que son ……………….. (Rellena la frase con lo que escribiste en  el punto A).
  2. Yo quiero que sean ……………….. (Rellena con B).
  3. Para poder tener ……………….. (Rellena con C).
  4. Parte de mi sufrimiento actual puede venir por ……………….. (Rellena con D).

Reflexiones

Aunque ya no somos niños todos tenemos enganches a lo que vivimos en la relación con nuestros cuidadores. Son nuestras heridas, nuestras carencias y lo que inconscientemente hicimos para poder sobrevivir. Las secuelas que nos dejó: inhibiciones y síntomas.

Cuando sentimos que nos faltó amor puede pasar que sigamos buscando ese amor de forma que nos produce un gran sufrimiento, renunciamos a nosotros mismos y nos aferramos a lo único que conocimos, aunque nos haga daño. Repetimos porque queremos resolver, nos enganchamos a aquellas características que nos hicieron daño necesitando con todas nuestras fuerzas que cambien, que esta vez sí nos quieran, que esta vez nos respeten y nos den lo que tanto necesitamos: amor.

La terapia no hace milagros pero nos permite conocernos mejor, aprender qué nos pasó, desculpabilizarnos, hacernos responsables, elaborar nuestros conflictos, pacificarnos y rehacer nuestras vidas. Porque para poder escucharnos necesitamos que otro nos escuche.