¿Estás viviendo un momento de duelo? ¿Has sufrido una pérdida recientemente (o no) y no logras superarlo? ¿Tienes la sensación de no poder recuperar tu vida anterior incluso años después de tu pérdida?
En mi consulta tendrás un espacio de escucha, libre de juicios personales y de exigencias. Un espacio de respeto y comprensión que te ayudará a superar el duelo.
Atiendo a jóvenes con problemas a la hora de superar un duelo.
Atiendo a adultos con problemas a la hora de superar un duelo.
¿No eres capaz de superar tu duelo?
Puedo ayudarte a combatirlo con tratamiento psicológico profesional
El proceso de duelo es un camino largo y doloroso para muchas personas, y por lo que pasaremos todos a lo largo de nuestras vidas. Pero debes recordar que se trata de un proceso natural y nos sirve para entender lo importante que era y lo que significaba para nosotros esa pérdida.
Lograr entender y aceptar este proceso puede llevar tiempo, ya que se atraviesan una serie de fases que nos ayudan a encajar la nueva realidad. Debes aprender a reestructurar tu vida y recomponerte para seguir adelante.
Aunque nada podrá evitar el dolor que sentirás, la terapia psicológica u otros tratamientos te servirán de apoyo y acompañamiento gracias a diversas técnicas que te ayudan a vivir el proceso con menos sufrimiento a la vez que te ayudan a volver encauzarte hacia una nueva vida.
En pocas palabras, se trata del proceso psicológico al que se enfrentan las personas tras una pérdida. Se trata de un proceso que tarde en temprano, todos viviremos a lo largo de nuestras vidas.
Habitualmente, el duelo se suele asociar directamente con la muerte de un ser querido, pero es importante que sepas que las pérdidas pueden ser muy variadas: una ruptura de pareja, la pérdida de un objeto, un cambio de estatus social, una enfermedad grave, un cambio de país, etc.
En psicología, la teoría dominante desde 1969 es la de la suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross. En su libro “Sobre la muerte y el morir”, habla del modelo general de 5 fases del duelo. Estas fases del duelo explican cómo se sienten las personas en los distintos momentos de su proceso de luto y cómo suelen actuar en función de la fase en la que se encuentran.
Cada persona, cada proceso de duelo es único, por lo que las fases no son necesariamente todas las fases que vivirás en tu propio proceso de duelo. Aunque estas fases pueden darse de forma sucesiva, no es siempre el caso.
Se trata de la reacción más habitual nada más sufrir una pérdida. Es bastante común que las personas tengan una sensación de irrealidad o incredulidad que en ocasiones viene acompañada de una pérdida de emociones. Puede que te suenen las frases “aún no me lo creo”, “tiene que ser una pesadilla” o que hayas visto que haya personas que actúan como si no hubiese pasado nada, con una aparente entereza emocional.
La negación puede llegar a ser tan grande que bloquee en un primer momento cualquier sentimiento. Actúa como amortiguador al retrasar el sentimiento de pérdida. La etapa de negación no suele ser indefinida porque tarde o temprano choca con la realidad.
La etapa de ira suele darse a causa de la frustración de ser consciente de lo irreversible de la situación. Habitualmente al superar la etapa de negación, los primeros sentimientos suelen ser de ira o enfado.
La frustración y la impotencia ante la realidad puede llegar a tener consecuencias en terceros, al atribuir responsabilidades a terceras personas (incluso allegados).
Este sentimiento puede ser tan fuerte que, en casos más extremos, las personas no son capaces de superar esta etapa y se quedan atrapadas en una reclamación continua que no les permite despedirse de forma adecuada.
Habitualmente se trata de una fase del duelo más corta que el resto.
Aquí las personas se esfuerzan por encontrar el significado de la pérdida e intentan explorar cómo poder revertir la situación.
Por ejemplo, una persona que intenta recuperar una relación de pareja, totalmente rota, procurando cambiar su comportamiento, o un enfermo terminal que busca tratamientos alternativos, cuando sabe a ciencia cierta que no existe cura para su enfermedad.
Cuando empezamos a asumir la realidad de la pérdida sentimos una profunda tristeza o pena, un dolor profundo en el alma. También podemos sentirnos abatidos, con una pérdida de interés en la vida, en las cosas y en las personas con las que antes disfrutábamos, e incluso podemos ver disminuida la confianza en nosotros mismos y en el futuro.
Este estado de ánimo es normal y es bueno que nos demos el tiempo que necesitemos para sentir, expresar y desahogar emociones. Solo debemos preocuparnos si caemos en la tentación del autocompadecimiento, si esta fase se alarga demasiado o si va acompañada de pensamientos de autodenigración del tipo: «soy un inútil, la culpa fue mía, no valgo para nada». Los dos últimos signos podrían significar que estamos entrando en depresión.
La última fase del proceso de duelo. Suele ir asociado a la llegada de un sentimiento de calma debido a la comprensión racional y emocional de la pérdida. Llegados a este punto, las personas pueden convivir con el dolor emocional que ha supuesto la pérdida y con el tiempo son capaces de volver a sentir alegría y placer.
La aceptación tiene mucho que ver con haber sido capaces de construir un sentido a lo sucedido, de extraer una enseñanza y un crecimiento personal a la pérdida.
Se trata del duelo que se produce antes de la pérdida. Habitual en casos de pacientes terminales o personas ancianas, suele ser un proceso de duelo largo y doloroso, en el que es aconsejable contar con ayuda especializada.
Cada persona es única en sus circunstancias y en lo que la pérdida significaba. Por tanto, cada persona tendrá necesidades únicas y cada persona necesitará su propio tiempo para trabajar su duelo. Lamentablemente en ocasiones el proceso de duelo queda bloqueado y puede ser necesaria la ayuda profesional para poder continuar.
Cuando el proceso de duelo empieza algo más tarde que en casos de duelo “normal”.
Cuando el duelo se apodera por completo de la vida de una persona.
El duelo patológico puede alargarse varios años hasta lograr superarse. Contar con un psicólogo profesional es vital para lograr superar este tipo de duelo.
Como su propio nombre indica, se trata de un duelo que no existe (todavía). Cuando la persona no es capaz de superar la fase de negación, niega la realidad y no avanza.
Habitual en personas aparentemente fuertes que no suelen expresar sus sentimientos y emociones. A diferencia del duelo ausente, no se trata de un mecanismo de defensa, suele venir acompañado de dolores somáticos.
Cuando el duelo de una persona no es aceptado por su entorno. En ocasiones, el dolor que produce que no se permita expresar el dolor y el llanto genera aún más sufrimiento que la pérdida en sí.
Cuando la persona tiene una reacción que exteriormente parece desproporcionada con respecto a la situación, puede ocurrir que no solo esté reaccionando a la presente pérdida, sino al inmenso dolor de otras muchas anteriores que no ha podido aún asumir.
La gran mayoría de personas son capaces de superar un duelo de forma adecuada y sin ayuda profesional especializada, pero otras tantas no lo logran. Muchos se quedan estancados en alguna de las fases del duelo y requieren de ayuda profesional para superarlo.
No pedir ayuda a un psicólogo profesional puede acabar afectando en exceso:
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Puedo ayudarte a combatirlo con tratamiento psicológico profesional
Cada experiencia personal es única, debemos procurar abrir las preguntas necesarias: ¿qué nos está impidiendo dejar ir? ¿Qué significa la pérdida para la persona? ¿Qué pérdida original se está repitiendo?
Toda ausencia nos remite a nuestras ausencias primordiales, a veces a aquello que nunca se tuvo, a nuestras carencias afectivas y experiencias que nos marcaron. Lo que para unos supone miedo, para otros supone terror. Lo que unos consiguen sobrellevar, a otros les impide seguir.
El vínculo que se crea en terapia nos ayuda a abrir estas preguntas que, aunque dolorosas, y a veces trabadas por sentimientos de ira que no nos aceptamos a nosotros mismos, nos permitirán ir elaborando todo aquello que perdimos con nuestra pérdida.
Resignificamos la experiencia, identificamos lo que aún nos engancha a la pérdida (a veces es la culpa), dotamos de sentido a la experiencia y vamos encontrando otras formas de volver a estar en el mundo y de sobrellevar la tristeza.
Hablamos probablemente de uno de los mayores retos en la vida de una persona. Perder a un ser querido, ya sea amigo cercano o familiar, puede causar un tremendo y profundo dolor. Aunque somos conscientes de que la muerte es parte de la vida, nada nos evita el golpe y la confusión.
Cada persona reacciona a su manera frente a la muerte de un ser querido. Muchos (aquellos con más resiliencia: incluye el apoyo externo), tienen la capacidad de superar una pérdida y seguir con sus vidas, pero otros no son capaces de lidiar con el duelo. Contar con la ayuda de un psicólogo profesional puede ser clave en el proceso de duelo.
A continuación, te indicamos algunas técnicas que pueden ayudarte a lidiar con una pérdida:
Si sientes que no eres capaz de superarlo por tí mismo, no dudes en contactarme. Estaré encantado de ayudarte a superar tu duelo.
La respuesta es sencilla: depende. Depende de muchos factores, empezando por el hecho de que cada persona reacciona de forma diferente ante una pérdida.
Superar un duelo implica atravesar un camino de sanación personal en el que cada punto de dolor tiene sus propios tiempos, ritmos y necesidades.
Aunque no existe un tiempo determinado para este proceso, la media para superar un proceso de duelo por pérdida de un ser querido se sitúa entre 1 y 2 años.
Atención por videollamada, Skype, Zoom o teléfono. La experiencia nos ha enseñado que la calidad del servicio no disminuye con respecto a la atención presencial. La calidez del vínculo que se establece entre cliente y psicólogo es la misma y el precio por sesión es menor. Además, ofrece las ventajas de una mayor adaptabilidad a los horarios y tiempo disponible del cliente y sus necesidades personales.